lunes, 10 de febrero de 2014

El cine venezolano celebra su primer Goya por la película “Azul y no tan Rosa”



Aunque algunas personas prefieran que se siga considerado como un tabú, la temática homosexual no es ajena al entorno venezolano. Hace una semana se introdujo un proyecto de ley para legalizar el matrimonio igualitario en el país; Pelo malo, filme de Mariana Rondón que aborda el tema de la diversidad, triunfó en el Festival de San Sebastián 2013; y ayer Azul y no tan rosa otorgó el primer Goya a Venezuela.

La ópera prima de Miguel Ferrari, que narra el reencuentro de un padre homosexual y su hijo adolescente en un entorno homofóbico, ganó el galardón a la Mejor Película Iberoamericana de la 28ª edición de los premios Goya, celebrada en el Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid.

“Tenemos a Paco en nuestras manos”, fueron las primeras palabras de un Ferrari emocionado al recibir la estatuilla en compañía del elenco y el equipo de producción. “Desde el día que se anunciaron las nominaciones esto se está viviendo como si fuera la final de un Mundial de Fútbol”, agregó, haciendo referencia a los 15 años que habían pasado sin que Venezuela fuera nombrada en una categoría de los premios de la Academia de Cine de España.

“Gracias a los valientes actores que se atrevieron a hacer esta película y a ponerles voz a estos personajes, que no se interpretan por prejuicios y tabúes… Gracias al público venezolano por haberse reconciliado con nuestro cine nacional”, dijo Ferrari en su discurso. En su agradecimiento el realizador hizo referencia al apoyo que recibió por parte del CNAC y la Villa del Cine, así como también al trabajo que realizó su coproductor español Rodolfo Cova. “¡Viva el cine español! Las dificultades se superan. ¡Viva Venezuela!”, finalizó con lágrimas en sus ojos.


Luego de bajarse del escenario, Ferrari señaló que el cine venezolano está recorriendo el camino adecuado para lograr una industria sólida. “Todavía es muy incipiente, pero vamos por buen camino”, expresó.

“Esta película es una apenas una semillita en la difícil situación venezolana, que está muy lejos de los matrimonios igualitarios. El filme abrió un debate en los medios de mi país, donde la palabra homosexual causa verdadero escozor. Allí hay mucha violencia, homofobia y discriminación, pero no es noticia y la gente cree que no existe”, declaró Ferrari a El País previo a la ceremonia.


Azul y no tan rosa logró imponerse antes a otros tres filmes latinoamericanos que ya habían cosechado laureles en otros festivales mundiales: el argentino El médico alemán. Wakolda, de Lucía Puenzo; La jaula de oro, del mexicano Diego Quemada-Diez; y Gloria, de Sebastián Lelio, por Chile.

                     

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