Aunque
algunas personas prefieran que se siga considerado como un tabú, la temática
homosexual no es ajena al entorno venezolano. Hace una semana se introdujo un
proyecto de ley para legalizar el matrimonio igualitario en el país; Pelo malo,
filme de Mariana Rondón que aborda el tema de la diversidad, triunfó en el
Festival de San Sebastián 2013; y ayer Azul y no tan rosa otorgó el primer Goya
a Venezuela.
La
ópera prima de Miguel Ferrari, que narra el reencuentro de un padre homosexual
y su hijo adolescente en un entorno homofóbico, ganó el galardón a la Mejor
Película Iberoamericana de la 28ª edición de los premios Goya, celebrada en el
Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid.
“Tenemos
a Paco en nuestras manos”, fueron las primeras palabras de un Ferrari
emocionado al recibir la estatuilla en compañía del elenco y el equipo de
producción. “Desde el día que se anunciaron las nominaciones esto se está viviendo
como si fuera la final de un Mundial de Fútbol”, agregó, haciendo referencia a
los 15 años que habían pasado sin que Venezuela fuera nombrada en una categoría
de los premios de la Academia de Cine de España.
“Gracias
a los valientes actores que se atrevieron a hacer esta película y a ponerles
voz a estos personajes, que no se interpretan por prejuicios y tabúes… Gracias
al público venezolano por haberse reconciliado con nuestro cine nacional”, dijo
Ferrari en su discurso. En
su agradecimiento el realizador hizo referencia al apoyo que recibió por parte
del CNAC y la Villa del Cine, así como también al trabajo que realizó su
coproductor español Rodolfo Cova. “¡Viva el cine español! Las dificultades se
superan. ¡Viva Venezuela!”, finalizó con lágrimas en sus ojos.
Luego
de bajarse del escenario, Ferrari señaló que el cine venezolano está
recorriendo el camino adecuado para lograr una industria sólida. “Todavía es
muy incipiente, pero vamos por buen camino”, expresó.
“Esta
película es una apenas una semillita en la difícil situación venezolana, que
está muy lejos de los matrimonios igualitarios. El filme abrió un debate en los
medios de mi país, donde la palabra homosexual causa verdadero escozor. Allí
hay mucha violencia, homofobia y discriminación, pero no es noticia y la gente
cree que no existe”, declaró Ferrari a El País previo a la ceremonia.
Azul
y no tan rosa logró imponerse antes a otros tres filmes latinoamericanos que ya
habían cosechado laureles en otros festivales mundiales: el argentino El médico
alemán. Wakolda, de Lucía Puenzo; La jaula de oro, del mexicano Diego
Quemada-Diez; y Gloria, de Sebastián Lelio, por Chile.
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