Tito
Alexis Ochoa Ocando; artista plástico cuya obra es una de las más
representativas de la identidad de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, en
sus más de 30 años de labor en la pintura hoy en su discurso se denota
serenidad, flexión y franqueza esta última característica, sabiamente ha
plasmado en sus cuadros. Canta, escribe, pinta y ha participado como actor y dramaturgo en teatro.
El
encuentro comenzó puntual, desde el inicio, el pintor se mostró abierto y
cordial a esta invocada cronología biográfica.
Su
técnica es figurativa y expresionista paseándose por lo abstracto, en cuanto a
la temática en sus retratos se visualizan paisajes, estructuras tradicionales,
así como religión y personajes característicos de la venezolanidad, que en
momentos trascendentales también ha figurado crítica social, especialmente en
sus murales y es que este artista se descubrió en las caricaturas, para llegar
a la pintura de caballete y retratar la expresión de un pueblo en murales.
La
caricatura la aprendió en su niñez de su hermano Nelson Ochoa, luego en su
adolescencia comenzó a pintar murales de protesta, en el sector donde se crió y
convivió muchos años: “Tierra Negra”.
Aunque
adquirió conocimientos de la Escuela de Arte Cristóbal Rojas de Caracas,
estudió Arte Puro en la Escuela de Artes Plásticas de Cabimas “Pedro Oporto”
allí conoció técnicas de pintura, escultura, artes gráficas, historia del arte
y cerámica, de los artistas de ese periodo nombra a Lucidio Gonzales y Freddy
Escobar de quienes recuerda observar parte de las técnicas que empleaban, ese
ejemplo le abrió camino para crear su propio estilo. Este
personaje nombrado patrimonio cultural de su natal Cabimas, no es muy
aficionado al vanguardismo, pues confiesa dejárselo a las nuevas generaciones
de pintores, pintores como así lo denomina. “Me defino como pintor, no como
artística plástico yo no sé qué es eso, ¿Será por la plasticidad de la
pintura?”
Tito
es hijo del difunto escritor y fundador del centro histórico de Cabimas, Humberto
Ochoa, de quien heredó muchos valores entre ellos el amor y orgullo por su
patria y por la importante historia del municipio Cabimas, “Cabimas no es un
pueblito con huecos (…) Cabimas tiene muchas páginas en su historia muy
hermosas, el problema es que, nos las habían ocultado”.
Como ejemplo de ello destaca el reventón del Barroso, el nacimiento de los sindicatos de trabajadores y el congreso cultural Cabimas 70, el cual congregó en el municipio a diversos artistas e intelectuales latinoamericanos. “Ese evento fue determinante para cambiar las estrategias de trabajo social en los pueblos donde más hacía falta, se pudo haber realizado en Caracas, pero se hizo aquí en Cabimas como zona estratégica, las condiciones históricas estaban dadas”.
Como ejemplo de ello destaca el reventón del Barroso, el nacimiento de los sindicatos de trabajadores y el congreso cultural Cabimas 70, el cual congregó en el municipio a diversos artistas e intelectuales latinoamericanos. “Ese evento fue determinante para cambiar las estrategias de trabajo social en los pueblos donde más hacía falta, se pudo haber realizado en Caracas, pero se hizo aquí en Cabimas como zona estratégica, las condiciones históricas estaban dadas”.
Evocó
que luego de la década del 70, paralelo a estudiar pintura, hizo teatro con el
grupo TEC 28, donde fue dramaturgo y
actor. Admite que la experiencia del teatro le ayudó a cantar y a
perder el miedo escénico, incluso a mejor su labor en la pintura puesto que la
multiplicidad del teatro, lo llevó a engranar parte de esos valores en sus
obras, “un pintor que conozca de música,
literatura y escriba es mejor pintor, en la pintura subyace la poesía”
De
esas nostalgias teatrales especialmente recuerda sus presentaciones en las
calles del sector “Tierra Negra”, donde confesó que existía un amplio
movimiento cultural impulsado por la comunidad y por quienes conformaron la
llamada “Liga juvenil”, la cual tenía carácter socialista “los movimientos
culturales siempre han estado vinculados con la izquierda en todo el mundo, yo
lo encontré así, y hasta ahora lo veo así”.
Poco
le preocupa a este polifacético la permanente comercialización de sus obras,
considera que a pesar de no ser ágil en el asunto, ha logrado exportar sus
pinturas. “Eso es fluctuante, hay artistas que no poseen mucha trayectoria,
pero tienen mayor ingresos porque saben vender su trabajo (…) yo sólo pinto eso
es suficiente”.
Sobre
ese reconocimiento específicamente en Cabimas piensa que la gente a veces sin
mucho comprender el mensaje de las obras, respeta el trabajo artístico hecho en
la región.
Respecto
a los nóveles artistas de Venezuela confiesa estar al tanto de sus obras y es
enfático al cuestionar su contenido,
“hoy hace falta más memoria, debate, crítica y sobre todo imaginación
(…) el artista puede ser muy surrealista, pero uno se da cuenta en qué país
vive y no puede enajenarse de esa realidad”.
“En
los campos petroleros es un peligro, porque aquí –en Cabimas- se nace para ser
un ingeniero petrolero, no para estar pintando en las paredes” entre risas “un pintor es un tipo como yo, no
sé”.
Luego
de lo jocoso, reflexivo revela: “Un pintor retrata la realidad de su entorno y
ayuda a través de sus obras a crear conciencia, la estética va implícita pero
la temática es importante, la gente cree que el artista vive en las nubes, todo
lo contrario, está consciente de su entorno y busca transfórmalo desde el
raciocinio, el arte no puede ser indiferente a los problemas de la ciudad”,
aclara al cuestionarle sobre su definición de artista plástico.
Al
concluir la conversación Ochoa cuenta que comparte con sus cuatro hijos las
satisfacciones de su trabajo, “yo comparto todo con mi hijos”. Junto a su esposa y amigos conforma un grupo
de rock llamado “Los hijos de Limber” donde canta, toca el bajo y escribe las
letras de las canciones.
Actualmente labora como docente de Artes Plásticas en el
programa de cultura de la Universidad Experimental Rafael María Baralt. Cuando
no está pintando escribe canciones, “tengo como dos semanas que no pinto y me
parece que es mucho tiempo”.
Ha
recibido muchos reconocimientos, entre ellos el último: La orden al mérito
Francisco Hung en su primera clase, otorgado por la Universidad del Zulia, “uno
recibe esos reconocimientos con humildad (…) mi trabajo me ha dejado muchas
satisfacciones entre ellas recuerdo la primera vez que pinté a mi primera hija,
eso fue una nota”.
Por:Rossana Ruiz Contin
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