miércoles, 24 de julio de 2013

#CineVenezolano "Azú, una princesa esclava"



Una historia que relata la lucha de los afrodescendientes por su dignidad y emancipación. Perdida en la angustiante selva tropical, una esclava recién llegada de África intenta escapar de su amo, un español radicado en tierras venezolanas. La persecución es feroz, con armas y caballos, de un hombre que no está dispuesto a perder a la espigada mujer de piel oscura que acaba de comprar, y con la cual se ha obsesionado sexualmente.

Éste es el argumento de Azú, la nueva película de Luis Alberto Lamata. "Es una aventura conmovedora, interesante. Es la historia de una persecución, pero también aborda un tema que poco se ha tocado en el cine, esos 300 años de colonia en los que se formó lo que ahora conocemos como Venezuela", explica el director.

Azú está protagonizada por Flora Sylvestre, una joven estudiante universitaria que fue descubierta en el Metro por el director de casting. Durante un año la prepararon para el papel, una princesa africana que llega a las costas venezolanas para salvar a un grupo de esclavos. La interpretación le valió el premio a la Mejor Actriz Principal en el IX Festival del Cine Venezolano de Mérida de este año. Entre los protagonistas también se encuentran Juvel Vielma y Pedro Durán.

"Es una película que habla sobre los afrodescendientes. Luis Alberto Lamata confió en mí para interpretar a Azú, que habla de esa etapa de esclavitud que se vivió en el país", dijo Sylvestre. Para el director, "en Venezuela siempre ha existido el racismo, soterrado, disfrazado. Espero que Azú contribuya a erradicar eso".



El filme, ambientado en 1780, destaca  la actuación de su elenco principal, conformado por  15 actores, personal de fotografía, musicalización y guión. Además cuenta con más de 70 artesanos, carpinteros, restauradores, electricistas, realizadores de escenografía, ambientadores y utileros, quienes trabajaron por nueve semanas de intenso rodaje para concretar la historia de Azú.

"Estamos muy contentos luego de casi dos años de arduo trabajo, es una satisfacción tremenda tener la película en la pantalla", indica Orlando Rosales, director de producción de esta cinta.

Señala que es necesaria una gran inversión para la realización del trabajo cinematográfico. "Una película venezolana promedio cuesta en producción entre siete y nueve millones de bolívares. En una película histórica, siempre la inversión es mayor, por la confección del vestuario, la fabricación de armas facsímiles y la restauración de la locación".

Lamentablemente esta cinta venezolana no está en todas las carteleras de cine del país, pero si en las salas de Cines Unidos de Caracas entre otras.


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