Una historia que relata la lucha de los afrodescendientes por su dignidad y emancipación. Perdida en la angustiante selva tropical, una esclava recién llegada de África intenta escapar de su amo, un español radicado en tierras venezolanas. La persecución es feroz, con armas y caballos, de un hombre que no está dispuesto a perder a la espigada mujer de piel oscura que acaba de comprar, y con la cual se ha obsesionado sexualmente.
Éste
es el argumento de Azú, la nueva película de Luis Alberto Lamata. "Es una
aventura conmovedora, interesante. Es la historia de una persecución, pero
también aborda un tema que poco se ha tocado en el cine, esos 300 años de
colonia en los que se formó lo que ahora conocemos como Venezuela",
explica el director.
Azú
está protagonizada por Flora Sylvestre, una joven estudiante universitaria que
fue descubierta en el Metro por el director de casting. Durante un año la
prepararon para el papel, una princesa africana que llega a las costas
venezolanas para salvar a un grupo de esclavos. La interpretación le valió el
premio a la Mejor Actriz Principal en el IX Festival del Cine Venezolano de
Mérida de este año. Entre los protagonistas también se encuentran Juvel Vielma
y Pedro Durán.
"Es
una película que habla sobre los afrodescendientes. Luis Alberto Lamata confió
en mí para interpretar a Azú, que habla de esa etapa de esclavitud que se vivió
en el país", dijo Sylvestre. Para el director, "en Venezuela siempre
ha existido el racismo, soterrado, disfrazado. Espero que Azú contribuya a
erradicar eso".
El filme, ambientado en 1780, destaca la actuación de su elenco principal, conformado por 15 actores, personal de fotografía, musicalización y guión. Además cuenta con más de 70 artesanos, carpinteros, restauradores, electricistas, realizadores de escenografía, ambientadores y utileros, quienes trabajaron por nueve semanas de intenso rodaje para concretar la historia de Azú.
"Estamos
muy contentos luego de casi dos años de arduo trabajo, es una satisfacción
tremenda tener la película en la pantalla", indica Orlando Rosales,
director de producción de esta cinta.
Señala
que es necesaria una gran inversión para la realización del trabajo
cinematográfico. "Una película venezolana promedio cuesta en producción
entre siete y nueve millones de bolívares. En una película histórica, siempre
la inversión es mayor, por la confección del vestuario, la fabricación de armas
facsímiles y la restauración de la locación".
Lamentablemente esta cinta venezolana no está en todas las carteleras de cine del país, pero si en las salas de Cines Unidos de Caracas entre otras.
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