Las
garantías están suspendidas, no existen contratos para comprar lo que habita en
el alma. Ni el diablo, sus abogados y cazadores de tesoros pecaminosos han
logrado entrar al nirvana en que la luz guía al amor por sobre todas las cosas,
cualquier nombre, cuerpo y propiedad. Das dos pasos, te toman de la mano y de
repente no eres tú, eres todos.
El
amor está presente, lo sientes. Las dudas y las llamas del deseo de pertenencia
también te saludan. Ves mil balcones para lanzarse y ahogarte en ideas, un buen
aterrizaje no es seguro, pero la muerte y sus secretos siempre esperan con una
sentencia, una verdad y el silencio divino.
Dejas
escapar un suspiro y tímidamente reconoces tus temores. No enfrentas tus
pensamientos, dejas que los sueños saquen a bailar a unas cuantas pesadillas y
te pones a merced de esa fuerza y energía, el sentir estar vivo, amar y ser
amado sin importar otra condición terrenal más que el flujo sanguíneo que
aumenta al ser estimulado por el subconsciente excitado y encuentros clandestinos
e imaginarios que se filtran en tu sistema con recuerdos nublados y humedad
entre las piernas. Si, un incendio dentro de ti, que no termina, sólo se
transforma en cascada al neutralizar la tierra y el aire.
@AndieAguilera
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