jueves, 24 de mayo de 2012

“Cuando estemos viejos y nos acompañe la soledad






       Hay un proverbio Hindú que dice que “La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza”. Son palabras sabias y muy ciertas, esos recuerdos de logros, experiencias, lucha, felicidad, sueños frustrados son los colores que llenan el cuadro de vida de una persona en la tercera edad.


¿Se tienen sueños aun cuando se está cerca del final o es cierto que la fuente de juventud se encuentra en lo más profundo del alma? Sin ánimos de dramatizar esta etapa de evolución dentro del ciclo vital, hay que comprender que la sociedad suele enfocar su atención en los derechos del niño, las acciones de los jóvenes y  la opinión de los políticos, son pocas las oportunidades en las que se toman el tiempo de pensar en las personas de la tercera edad y más aún en hacer algo al respecto.


La tercera edad en la sociedad
La adquisición de las conductas sociales están reguladas por varios factores. Cada individuo, dentro de toda sociedad, pertenece a un cierto número de grupos humanos diferenciados. Estos grupos pueden estar definidos por características de distinta índole, de carácter permanente o transitorio. La influencia que ejerce sobre el individuo el hecho de la pertenencia a un sector social determinado constituye la dominancia, que puede variar en función de épocas o circunstancias concretas. 

Por estas razones, es de suma importancia comprender el proceso que atraviesan muchas personas y no aislarlos de la sociedad ni darles un status que marque gran diferencia del resto de sus allegados. Una persona que llega a la tercera edad, merece y tiene el derecho de ser respetado, querido por sus familiares y amparado por ellos y entes gubernamentales, como cualquier otro ser humano, gozar de la oportunidad de ser parte de algo y sentirse útil.


Desde lo más mínimo como lo es la comunicación familiar, hasta el respeto que merecen al hacer uso del transporte público, marcan la diferencia en la personalidad, salud y edad emocional que desarrolla una persona en su vejez.



Casa Hogar San José de La Montaña
En la ciudad de Maracaibo, estado Zulia se encuentra el Hogar San José de la Montaña, un espacio donde muchos ancianos han encontrado refugio y atención. Sus instalaciones se encuentran constantemente en remodelación, pues se trata de una edificación bastante grande y antigua, que se mantiene gracias a las colaboraciones de empresas privadas.

Tiene más de 90 años al servicio de los zulianos y aunque con pocos recursos, las hermanas y empleados del hogar siguen adelante con su labor y brindan la mejor atención a sus ancianos. No obstante, los pasillos de este hogar y la belleza antigua de sus instalaciones se ven opacadas por un aire de soledad, el silencio que es violado por martillazos durante la remodelación y el ruido del tráfico a lo lejos.

En habitaciones separadas se encuentran hombres y mujeres por separado, que han vivido, que recuerdan día a día lo que han dado y que como reconocimiento justo de su lucha en la vida, deberían recibir más atención y alegría a cambio, algo que alimente la esperanza de seguir sonriendo hasta el final.



Un techo, cuatro paredes y la alimentación basta para sobrevivir, si, pero es el amor y afecto que se recibe lo que da fuerza a la vida. Tanto los empleados de la casa hogar como las personas que en ella residen, esperan por colaboración, más visitas y la atención de colectivos culturales, que llenen de vida un hogar a través de la labor social.

Para colaborar con esta institución pueden llamar al 02617980119 o visitarlos en la Calle 85 (Falcón). Frente al Liceo José Ramón Yépes, Maracaibo.

@AndieAguilera

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