miércoles, 22 de febrero de 2012

Una Musa sin Poeta




Todos se preocupan por la vida de un poema,
Uno escrito por un poeta que se ha quedado sin su musa.
Pero nadie se pregunta qué sería de la musa,
Si se queda sin su poeta.

Qué pasaría con la doncella, presa
Atrapada entre vestidos finos y prejuicios familiares.
Que sólo en las manos del poeta
En sus líneas, obras y canciones, puede viajar a miles de lugares.

Es como perder el aire, sentir que se te va la vida,
Que te roban la única esperanza de alcanzar la paz.
Compartir ese amor, la pasión entre líneas,
Con versos en su espalda desnuda, aún sin firmar.

Pensar en un millón de historias que callar,
Habitaciones vacías, camas perfectas, prácticamente muertas.
Un apellido, una imagen que cuidar,
Excusas placenteras, noches soñadas, que ya no volverán.

Qué sería de la luna si el sol no la toca
De María Magdalena negada por la iglesia, llorando en un bar.
Recordando a su amado Jesús, recibiendo aplausos en la obra
Una obra sin sentido, donde era un rockstar.


Nadie piensa en los relatos que no han sido publicados.
Mucho menos en los romances que han muerto.
A nadie le duele que se pierdan los boleros y los tangos,
Las manos suaves y amorosas que hay tras los héroes de los cuentos.

Una condena a muerte segura en una prisión del olvido,
Un sueño frustrado expuesto en un lienzo en blanco.
Un mundo que gira lento, sin variar el ritmo,
La rutina hecha noticia, un acto sin aplausos.

Hoy la musa llora al poeta,
Que se convertía en pintor, dibujándole en el rostro una sonrisa.
Esta noche él la piensa
Compartiendo un sueño, queriendo encontrarla en otra vida.

Bajo el mismo firmamento, en diferentes ciudades
Le desea buenas noches al oído.
Abre los ojos y el eco del silencio muestra dos realidades,
Totalmente opuestas, cuando admira las estrellas contigo.

Desnuda el alma y haz latir de nuevo el corazón
Ese que late al mismo  compás que el tuyo
En ese recuerdo que revives en la canción
Que te hace olvidar la distancia y el orgullo.  


Andrea Colmenares Aguilera
@AndieAguilera

2 comentarios:

  1. Pues sí...nunca pensamos en la vida de la aspiranta a musa pero, lo cierto es que...para vivir debe enamorar primero...¿Sabes una cosa? Me acorde al leer el "ambiente" que describes de E. Dickinson pero ella en vez de esperan al poeta que la sacara de la casa ancestral y la hiciera viajar y vivir...se hizo poeta, sabia decisión, creo para no quedar en penumbra.
    Saludos!!

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  2. Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerme Begoña, más aún por tu comentario.
    Y si, sería un muy final de historia que una musa pase a ser la protagonista de su propia historia. Saludos.

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