Es
una orquesta fantasma, sin músicos, pero muy musical en realidad, con un
repertorio que apunta directo al alma. De sus ocho instrumentos brotan melodías
por ensalmo, casi como salidas del más allá. Nada es lo que parece, sin embargo
y, a su vez, todo tiene una clara intencionalidad: son objetos nuevos, que
resurgen de sus cenizas, instrumentos musicales creados con armas de fuego que
encuentran una segunda vida lejos de la muerte.
Cada
instrumento está conectado a un ordenador programado con distintas
interpretaciones musicales que se unen al sonido conjunto, llenando el aire de
armonía, en fuerte contraste con la gran violencia que sufre la Ciudad de
México, donde se han incautado esas armas.
Así
funciona el último proyecto del artista Pedro Reyes relacionado con el
reciclaje, con el que busca sensibilizar sobre la dura cuestión del control de
armas en México mediante la transformación de objetos altamente peligrosos y
contaminantes en algo tan positivo como música para todos.
Sensibilizar
con música
La
ausencia de músicos es simbólica, un emotivo homenaje a tantas y tantas
personas que perdieron la vida a consecuencia de la violencia armada en México
y en todas partes del mundo. A su vez, demuestra cómo un desecho que representa
un problema para su reciclaje se convierte en pura melodía cuando decide
reutilizarse.
La
iniciativa tiene ya un largo recorrido, con más de 6.700 armas incautadas por
el gobierno mexicano convertidas en instrumentos musicales. Si bien ahora Reyes
ha trabajado con un equipo de músicos para crear estos ocho instrumentos
musicales, tiempo atrás estuvo convirtiéndolas en una gran variedad de
instrumentos de cuerda.
Además
de impedir la contaminación ambiental que, como desechos, suponen las armas
incautadas o recuperadas por entrega voluntaria, la iniciativa evita el proceso
de inhabilitación y posterior destrucción de las mismas. Y, con suerte, si el
mensaje llega (dicen que la música amansa a las fieras), acabará habiendo menos
en el futuro, completándose las tres famosas erres de la ecología: reciclar,
reutilizar y reducir. Además, en son de paz y con música de fondo… ¿Se puede
pedir más?
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