jueves, 18 de julio de 2013

Daños del enojo





La risa, la ira, el placer, el amor, la tristeza, son emociones que nos afectan directamente, ocasionando secuelas que se presentan en nuestra salud.

Ciertamente, esas emociones que nos hacen sentir mal existen para defendernos y, más que nada, cuidar nuestras vidas para reproducir, pero usarlas frecuentemente puede ser dañino. No tengo idea si el enojo acelera el envejecimiento tres mil veces, como afirma el póster pues carezco de una fuente sobre el dato, pero sí es conocido que lo acelera.

Se ha demostrado que esa avalancha constante de sustancias químicas producidas por el estrés, junto a los cambios metabólicos que acompañan los sentimientos de ira, como bien apunta la imagen, puede hacer que te suba la presión arterial, producir dolores de cabeza, problemas digestivos y de la piel tales como eczema. Más aún, puede llevar a condiciones más graves como el asma, la depresión y enfermedades del corazón; de hecho, ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares son altas posibilidades.

Hace unos años, investigadores de la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Harvard publicaron resultados sobre un sondeo y estudio donde los científicos siguieron a 670 hombres desde 1986, midiendo sus niveles de hostilidad y sus efectos en la salud. El estudio formaba parte de una encuesta nacional de envejecimiento. Su capacidad pulmonar se midió en tres ocasiones durante este tiempo.


Malas noticias para los ‘enojones’. El poder pulmonar fue significativamente peor entre aquellos que presentaban altos niveles de ira en comparación con aquellos que presentaban un nivel medio y bajo. No sólo eso, el estado del pulmón era peor en cada examen durante todo el estudio. Esa relación se mantuvo incluso después de tener en cuenta factores como el tabaquismo.

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