Colombia,
Venezuela, Brasil, Guyana, Guayana Francesa y Surinam albergan el Escudo
Guayanés, el bosque tropical intacto más antiguo del planeta que hoy combate la
deforestación y la minería en su cruzada contra el cambio climático.
Este paraíso
de 270 millones de hectáreas presenta un paisaje de transición entre las
sabanas y la selva Amazónica, regula la estabilidad del clima mundial y acoge
numerosas especies naturales, aunque su ubicación en remotos enclaves ha
dificultado la investigación y el desarrollo estatal. Si el Amazonas es el
pulmón izquierdo del planeta, el Escudo Guayanés sería el derecho, con el 25%
de los bosques tropicales del mundo concentrados en estos seis países y una
interconexión de grandes ríos que van a parar al gigante Orinoco y que
transportan cerca del 15% de las aguas frescas del mundo.
Las
comunidades indígenas están al frente de toda la Humanidad protegiendo los
bosques y están muy comprometidas como “guardianes del bosque tropical”, pero
es conveniente que refuercen su organización para afrontar las grandes amenazas
a las que están expuestas por vivir en un área que es rica en biodiversidad,
pero también en oro.
Estamos hablando de una región de más de 2 millones de
hectáreas bajo la propiedad de estos pueblos indígenas y que tiene muchas
presiones externas derivadas de la minería, de la exploración de hidrocarburos
y todo tipo de presiones por la tierra. Afortunadamente, la mano del hombre y
el turismo desenfrenado se han mantenido alejadas durante más de un millar de
años de este entorno del gran y inigualable río Orinoco.
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