Sudor y látigo - Nicolas Guillen
Látigo,
sudor
y látigo.
El
sol despertó temprano
y
encontró al negro descalzo,
desnudo
el cuerpo llagado,
sobre
el campo.
Látigo,
sudor
y látigo.
El
viento pasó gritando:
-
¡Qué flor negra en cada mano!
La
sangre le dijo: ¡vamos!
Él
dijo a la sangre: ¡vamos!
Partió
en su sangre, descalzo.
El
cañaveral, temblando,
le
abrió paso.
Después,
el cielo callado,
y
bajo el cielo, el esclavo
tinto
en la sangre del amo.
Látigo,
sudor
y látigo,
tinto
en la sangre del amo;
látigo,
sudor
y látigo;
tinto
en la sangre del amo,
tinto
en la sangre del amo
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