Lejos
de resumirse en consideraciones de medio ambiente, la Ecología Política es un
sistema de pensamiento político global, todavía muy poco conocido en Venezuela,
que responde a unas necesidades históricas concretas. Aplicada al hombre, la
ecología es el estudio de la relación entre la humanidad y su ambiente, o sea
la manera cómo la primera transforma al segundo y éste permite a la primera
sobrevivir. El ambiente de los hombres no es simplemente la naturaleza salvaje,
sino que incluye también la naturaleza transformada por su actividad. La
ecología humana es, entonces, el análisis de la interacción compleja entre el
medio ambiente (medio de vida de la humanidad) y el funcionamiento económico,
social y político de las comunidades humanas.
El paso de la ciencia a la ecología política introdujo la cuestión del sentido de lo que hacemos, lo cual implica una serie de interrogaciones: ¿en qué medida nuestra organización social, la manera en que producimos, en que consumimos, en qué medida estos diversos factores modifican nuestro medio ambiente?
Tomando en serio los desequilibrios ecológicos generados por la actividad humana, la ecología política es llevada a cuestionar la modernidad y a desarrollar un análisis crítico del funcionamiento de nuestras sociedades industriales. Este análisis pone en causa un conjunto de valores y de conceptos claves sobre los cuales descansa nuestra cultura occidental.
Una visión crítica y global del mundo
La
ecología política entra entonces en el campo de la crítica y de la acción
política y, al igual que otras ideologías – socialismo, comunismo, liberalismo,
capitalismo etc., propone una visión global de la sociedad, de su futuro, de
las relaciones entre seres humanos, de las relaciones entre éstos y su entorno
natural y de las actividades productivas humanas. La ecología política no es la
parte medioambiental de un programa político, sino que afecta directamente al
corazón de las sociedades humanas puesto que vincula la sostenibilidad
ecológica con la justicia social, tanto a nivel local como mundial.
Por lo tanto, la ecología política propone un abanico completo de ideas y actuaciones, siempre tomando en cuenta las relaciones íntimas que unen los ecosistemas con las organizaciones sociales. En ningún momento puede considerarse que la ecología política es una “ideología parcial”, ni puede reducirse a otro pensamiento político (capitalista, comunista, social-demócrata o demócrata cristiano, etc. cada uno con sus numerosas variantes).
Una visión transformadora
La
ecología política busca a la vez sostenibilidad y justicia y, por lo tanto,
ataca a las propias bases de los sistemas socio-económicos productivistas
actuales. Propone un cambio radical de rumbo lo que le confiere, a largo plazo,
una dimensión profundamente transformadora y revolucionaria, que la denomino la
Revolución Espiritual por la vida y por el ambiente.
Al mismo tiempo, no
rechaza el reformismo del día a día ni la “política de los pequeños pasos”.
Este camino, que hace una síntesis entre objetivos radicales a largo plazo y
acciones reformistas a corto plazo, es conocido como “reformismo radical” o
Revolución Verde. Para llevar a cabo este planteamiento, y por esencia, la
ecología política escoge el camino del pacifismo, derechos humanos,
sustentabilidad y de la democracia que se define ante todo como participativa
para el logro de la Gobernabilidad Verde.
Por último, la ecología política plantea la necesaria acción conjunta de los movimientos sociales y políticos, y promueve la acción tanto dentro como fuera de las instituciones, tomando en cuenta la fértil interacción continua de la sociedad civil con lo político. Ambas, sociedad civil y política, son las dos caras de una misma moneda, o sea las dos piernas para caminar con equilibrio hacia el cambio.
Recopilado,
adaptado y elaborado por: Dr. Manuel Díaz
Cortesía
de Ecología Cuentas Claras.
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