Un domingo, como papa Dios decidiste descansar,
Despedirte
de aquel Saladillo donde aprendiste a caminar.
Ese
barrio lleno de historia y color,
Donde
te conocían como el hijo de Inés y Neptalí Rincón.
De
las tierras que de niño te dieron la inspiración,
La
pintura y la música hecha con amor y sudor.
De
aquellos tiempos de niñez ingenua pero astuta, cuando aprendiste a declamar
sonetos en la Andrés Bello. Sonetos
y tonadas que marcaron tu camino,
Camino largo y majestuoso que hoy te pone
entre los grandes,
Por
tus composiciones, sueños y relatos que hacen imposible olvidarte.
Hoy,
sois gran fuente de inspiración en estas líneas,
En decisiones que los zulianos
tomamos día a día.
Te
quedó pequeño este pueblo, y te fuiste al cielo a cantarles a los ángeles.
A
darle una probadita del sabor zuliano y la “Gaita y Gaita” que escuchaba de
niña.
Eterna
será la voz de esos pregones,
Que sólo tus ojos y manos sabían llenar de
armonía y colores.
Tonos
tan sencillos y brillantes, que hoy me hacen reflexionar.
La noticia de tu partida, a cualquiera hace llorar.
Por
siempre quedó tu huella maestro Rafa, en el lago bonito y limpio que todos
soñamos
Y en
el arte que respira viva, en el alma de todo músico venezolano.
Tu
memoria permanecerá hermosa, como una foto muy antigua
De
esas fotos en la que sale gente, que aunque no conociste, la sentís como tu familia.
Gracias
gran Maestro por iluminar los pasos de nuevos cultores,
Canta,
canta desde el cielo, por siempre tus pregones...
Q.E.P.D
Rafael Rincón González
(30 de septiembre de 1922 - 15 de enero de 2011)
excelente!
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